No sé si el título es un poco pretencioso, pero me pareció adecuado para contaros qué me ocurrió en el TT de Peñafiel.
Empezaré por el final: no salí en carrera. Después del sábado lo más oportuno para mi físico y para el resto de competidores era que no me convirtiera en un obstáculo de movilidad limitada. 18 kms en 3h30' os dicen todo. He cometido todos los errores que se puedan cometer y probablemente alguno más que desconozco. Y todos evitables en mayor o menor medida. Pero empezando por el más grave, os diré que me he lanzado a hacer algo sin tener las cualidades técnicas ni físicas para ello. La ignorancia es atrevida y yo soy un ejemplo de ello. Pero bueno se aprende más de los errores que de los aciertos y creedme, he aprendido mucho y tengo ahora los pies en la tierra.
Una vez dicho el aspecto negativo tengo que deciros que a pesar del resultado estoy tremendamente satisfecho de esta experiencia y aquí, perdonadme, me voy a extender (sí, un poco más todavía).
Para empezar y LO MEJOR DE TODO CON DIFERENCIA quiero agradecer públicamente toda la ayuda y paciencia que me prestaron Enake, su padre y su amigo, que lamentablemente me tuvieron que sufrir. SON UNAS PERSONAS EXCELENTES Y NO TENGO PALABRAS PARA DESCRIBIR EL AGRADECIMIENTO. Aconsejando, empujando, animando...siempre pendientes de mí, gracias a ellos hice al menos esos 18kms. He aprendido más en esas tres horas que en toda mi vida embarrada anterior. También unas palabras para Dreses, su amigo Lalo y para Carlos2 que, con pequeños detalles, han demostrado ser personas muy simpáticas y majas. (Siento lo de la cena, Carlos, pero te juro que fui incapaz de moverme de casa ese sábado noche de la paliza que tenía encima).
Lo segundo es que he hecho poco, pero para mí ha sido lo más grande, en términos moteros, que he hecho nunca. No olvidaré las sensaciones de miedo, de satisfacción, de diversión, de superación, todas ellas entremezcladas y surgiendo a cada instante, a cada golpe de gas, bajando el cerro, subiendo la trialera...en fin sensaciones que sólo puedo contar y ser entendido en este foro.
El tercer aspecto es hablar de mi moto. Es cierto, no es una enduro. Es una moto de trail para dieciseisañeros. Suspensiones rebotonas, dirección lenta, peso elevado, motor pequeño.... ¡Pero que bien se ha portado! El embrague ha soportado palizas continuas, ha subido lo que se le ha pedido y después de 10 caídas por lo menos (perdí la cuenta) no se ha roto nada. Bueno si, se ha rajado un cubremanetas y la maneta de freno se ha doblado, desdoblado y vuelto a doblar sin partirse. Sigue valiendo. Igualmente con la palanca de freno. Los intermitentes vivos, alguno ha habido que pulirlo pero parece nuevo y se ha fundido la bombilla del mismo. Total, que hoy después de lavar y engrasar, la moto parece que no ha salido de casa este finde. El motor, que aparte de esos 18kms de TT tuvo que hacer 100kms por carretera, tranquilo de ida y enroscado a tope de vuelta, ni se ha enterado. UN 10 para esta pequeña moto. Ha sido más dura que yo.
Y después de este rollo, os voy a poner unas fotos que hice, pero que no representan lo que viví ni lo que realmente vi.
Mi moto con sus primeros dorsales, esperando impaciente. No sabía el día que le esperaba.
![Imagen](http://www.eis.uva.es/~josdom/mismotos/TT4/for_TT_04_001.jpg)
No tengo fotos del inicio, pero si hice una la final de una gran bajada que os puede enseñar como era el terreno: mucha piedra suelta y arena arcillosa.
Después venía un sendero entre pinos, fácil (para varia dumé de forma gilipollas y me comí un par de ramas) y divertido. Aquí está Enake y al fondo la moto de su padre (que fino es llevando la WR!)
Luego seguía unas pistas y rodar por encima del cerro, rápido hasta bajarlo. No se ve muy bien, pero os da una idea. Hasta aquí había caído 2 ò 3 veces y los brazos empezaban a estar cansados de las bajadas y la tensión.
Luego volvimos a subir y yo a dumar. No tengo fotos pero Enake me sacó una subiendo una pequeña trialerilla, que espero que salga porque va a ser la única foto que tenga en acción. Ya bajando otra vez, nos encontramos con esta pequeña bajada o escalón o como se diga, que a Enake y a mí, nos metió el susto psicológico en el cuerpo. En las fotos no se ve gran cosa, pero desde la moto nos parecía un mundo. Enake se lo pensó y con los consejos de su padre, lo bajó perfectamente. Yo me metí en un fregao que nos costó a Enake ya mi más de 20 minutos salir. Ahí ya estaba desfondado.
Esta foto no hace justicia (observad el horizonte)
Esta ya tiene corregido el nivel (Sí, con photoshop, pero juro que no he exagerado nada)
Su padre bajando:
Enake ídem:
y frenando al final:
Yo después de haber sufrido sacando la moto del atolladero, ya no tenía fuerzas para pensar más y animado por todos, me tiré y ¡efectivamente era más psicológico que real! ¡Habíamos bajado pendientes peores! Lancé un grito de alegría. En este momento me acordé de un libro que leí de pequeño (ahora no leo más que tonterías) sobre animales y comportamientos y me acordé del gato que no se movía de un cuadro de gres en el suelo porque le habían pintado un barranco en el suelo alrededor del mismo. "El gato sólo se fía de la vista y aunque toque el suelo con la pata no avanzará nunca" decía el libro. Curioso.
Aquí nos veis después de salir de ahí.
La última bajada se ve en las siguientes fotos:
Y en detalle, si os fijáis hay un par de motos bajando, uno de ellos desmontado:
Llegamos a Olmos del Duero, creo recordar y allí en un pequeño merendero, descansamos y bebimos. Yo ya estaba muy cansado y los ánimos de cara al domingo se iban yendo. Cuando decidimos proseguir, algo me decía que me diera la vuelta ya, pero el seguir, el tirar pa'lante se impuso a la lógica y volvimos al monte. Se subió rápido al cerro otra vez a través de una pista.
A partir de ahí empezó el calvario: sendas estrechísimas que iban por el lateral del cerro, con mucha piedra pequeña y mediana suelta. Caí 2 o 3 veces, ni me acuerdo. Lo que sí sé es que ahí me desfondé del todo, ya no tenía fuerzas para nada. Hasta arrancar la moto era un mundo.
Cuando vi una pista más abajo, fue cuando tomé la decisión de volver a casa.
Si os fijáis las 3 fotos se podrían unir y sería el aspecto del último tramo que hice.
La vuelta fue penosa, por el frío, las ganas de llegar y descansar y sobre todo, el sentimiento de gloria-fracaso, de decir con la cabeza que el domingo no saldría y con el corazón que quería estar en esa salida. Llegué con esa cara de cansancio a las 6:30 después de salir por la mañana temprano y de no haber comido.
Y un pequeño tributo a mi motilla, bueno no, mi señora moto:
Ya por la noche un par de calambres en las piernas le dieron la razón a la cabeza. Y un detallazo por parte de Enake que me llamó para saber si estaba bien. Gracias otra vez. Ya sabes que tienes un amigo en Valladolid PARA LO QUE QUIERAS (chistes no que esta frase va con alma)
Bueno, no tengo más fotos y me parece que ya os he braseado sobradamente.
Que bien lo he pasado....